Zaña la "Sevilla del Perú" , del esplendor a la destrucción
Este pueblo fue fundado por los españoles con el nombre de Villa Santiago de Miraflores de Zaña, por su estratégica ubicación, que servía de entrada hacia la sierra norte, vía Cajamarca, y además era un lugar intermedio entre dos valles significativos, que son el Jequetepeque y Lambayeque; dos caminos importantes cruzaban la zona, los que unían costa y sierra; además de su importancia geográfica como nexo y ubicación, el valle presentaba una riqueza natural atractiva por la fertilidad de la tierra.
A cincuenta años de su fundación Zaña era una de las ciudades más opulentas y ricas del virreinato, cabeza principal de la entera provincia. A la llegada de los misioneros se construyeron bien siete iglesias, en estilo barroco peruano; Zaña fue llamada la “Sevilla del Perú”.
Desde la mitad de 1600 las ciudades costeras peruanas empezaron a sufrir los saqueos de los piratas portugueses y británicos. En 1686, aprovechando el fácil acceso a través del río, el pirata ingles E. Davis, invadió y saqueó Zaña, dejándola en ruina. Los pobladores españoles y criollos abandonaron temporalmente la ciudad, dejando los cultivos de caña de azúcar a esclavos y subalternos.
Lentamente Zaña resurgió, y los pobladores regresaron a su tierra, para vivir ahí un breve periodo de paz. El 15 de Mayo de 1720 las aguas del río Zaña dejaron su cauce e inundaron la ciudad destruyéndola casi completamente. Después de este acontecimiento el éxodo fue completo. Solo muchos años después nuevos habitantes poblaron la zona.
El convento de San Agustín es sin duda el mejor conservado. Fue construido a fines del siglo XVI, en un estilo gótico poco presente en Perú. Quedan intactos los muros principales, la nave central y la bóveda de esta, apoyada sobre finos arcos cruzados. Del hermoso claustro en estilo renacentista solo quedan las columnas, y el pozo central.
La iglesia de San Francisco fue probablemente construida entre 1585 y 1590 a la llegada de los franciscanos a Zaña. Ahora solo queda un arco y una de las paredes de la nave, donde todavía se pueden apreciar tijerales y adornos.
Los mercedarios llegaron a Zaña en 1637. Probablemente la iglesia de La Merced se fundó poco después de esta fecha. Queda intacta la fachada en estilo clásico, con el frontón triangular, y las dos torres campanarios.
La Iglesia Matriz edificada al comienzo de 1600 era quizás la más imponente. Su planta a cruz latina hacía acordar una basílica europea; una nave central que terminaba con el ábside, y dos naves laterales que hospedaban las ventanas. Hoy en día quedan solo algunas columnas y restos de las antiguas paredes.
La región de Lambayeque es una de las más visitadas del Perú. Desde hace un tiempo la ciudad de Zaña viene recibiendo una aproximado de 700 turistas al mes, entre nacionales y extranjeros, especialmente el convento San Agustín de Zaña, además de otros monumentos y atractivos turísticos de la ciudad que tuvieron mucha importancia en la época de la colonia.
A pesar de la destrucción, uno de los legados que la Zaña antigua conserva está en su gente, que aún mantiene viva su idiosincrasia. En este lugar hubo una rica mezcla entre españoles, indígenas, negros y chinos que llegaron como comerciantes, narra José Plaza.
Actualmente, la villa está dedicada a promover el turismo mediante la restauración de sus ruinas. Asimismo, se lleva a cabo el crecimiento económico a través de su cultivo y ganadería.
Los desastres no solo destruyeron la ciudad, también la hundieron en el olvido; sin embargo este pueblo lucha por levantarse y renacer de sus infortunios.
¿Cómo Llegar?
Zaña está ubicada a 45 kilómetros al sur de Chiclayo, a una altitud de 95 m.s.n.m. Su extensión urbana es de 470 mil metros cuadrados.
En esta ciudad se sitúa el Museo Afroperuano, único en el país, y que expone la herencia de los descendientes negros traídos al Perú desde África.
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