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El consumo de duraznos ofrece grandes beneficios a la salud, pues brinda alto contenido de vitaminas y pocas calorías. Debido a su olor, textura y sabor, el durazno ha formado parte de la dieta del ser humano desde tiempos remotos, y su cultivo se practica desde hace siglos en China, su tierra de origen.
El durazno es, sin lugar a dudas, uno de los frutos más seductores del mundo, ya que cuenta con una serie de atributos que estimulan nuestros sentidos y a los cuales es difícil escapar: resalta a la vista por sus bellas tonalidades amarillas, anaranjadas y rojizas; al tacto, por su piel suave y aterciopelada que difícilmente pasa inadvertida; al olfato, debido a su aroma delicado y penetrante, y al gusto por su exquisita mezcla agridulce que lo vuelve ingrediente insustituible en repostería y platillos de sabor delicado.
Este suculento y jugoso fruto, conocido en otras latitudes como melocotón, es producido por el duraznero (Prunus persica), árbol que forma parte de la familia de las rosáceas (rosaceae), por lo que es familiar de vegetales muy distinguidos, como manzano, peral, almendro, ciruelo, cerezo, fresa, zarzamora, frambueso y, por supuesto, de todas las variedades de rosas. Aunque es originario de China, debe su nombre científico a Persia (Irán) debido a que a través del comercio con esta región se dio a conocer en Europa.
Además de ser rico manjar, el durazno es para los chinos y otros pueblos símbolo de larga vida e inmortalidad, y por ello no es raro encontrar su imagen en pinturas de esta región del planeta o formando parte del decorado de muchas porcelanas. No es para menos, ya que además de sus llamativas cualidades se trata de un alimento que realmente nutre a nuestro organismo.
Por un lado, es un fruto rico en hierro, magnesio, potasio, fósforo y zinc, así como vitaminas A (sobre todo en la cáscara), C, B1, B2 y B3, por lo que, sin ser sustituto de una dieta equilibrada, se recomienda su consumo en estados anémicos e inapetentes.
Los duraznos en conserva siempre pueden resultar una excelente alternativa para tener en tu hogar. Puedes conservarlos durante mucho tiempo sin problemas y siempre son buenos para ser consumidos como postres o cuando se te antoje. Aquí tienes una sencilla receta para ponerlos en práctica.
Receta de Duraznos en conserva
Ingredientes:
•Un kilo de duraznos
•Medio litro de agua
•350 gramos de azúcar
Preparación:
Pela los duraznos, quítales sus respectivos huevos y resérvalos por un momento. Mientras tanto, coloca a hervir el agua con el azúcar, cuestión de preparar un almíbar más bien líquido.
Cuando rompa el hervor, sumerge los duraznos y déjalos cocinar durante aproximadamente unos cinco minutos. Cuando estén ya más blandos, retíralos empleando una espumadera.
Acomoda los duraznos en frascos de vidrio que puedan ser cerrados herméticamente y cúbrelos con el almíbar resultante. El paso final será el de la esterilización: hierve los frascos durante 20 minutos y reserva preferentemente en el refrigerador (podrás disfrutarlos por bastante tiempo).
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