Lima no es más aquellas 177 manzanas (4 solares por cada una
de ellas) que conformaban la Ciudad Jardín en el siglo XIV. Hoy son más
de siete millones los habitantes de una urbe que cada día crece,
mostrando, en cada rincón de su colorida fisonomía, un detalle distinto,
una razón que confirma lo plural y distinta que es nuestra Lima.
Siete
millones de personas que siguen forjando, día a día, una ciudad que no
quiere quedarse viviendo de recuerdos, y que anhela recobrar los bríos
de antaño.
Por lo demás, Lima es hoy una mezcla inconmensurable
de culturas, etnias, razas y sangres. Un chorrear de colores y
costumbres, un caudal inmenso de folclor y criollismo.
En una
reciente Encuesta sobre la ciudad de Lima, realizada por el Grupo de
Opinión Pública de la Universidad de Lima, se confirma el optimismo de
los limeños. Un 61% de los encuestados afirmó que Lima, en el transcurso
del último año, ha sufrido una mejoría. Del mismo modo, un grueso de
los entrevistados (80%) piensa que Lima, es una ciudad bonita, mientras
otra porción importante de las respuestas (61%) muestran que el limeño
promedio siente cariño por su ciudad.
De seguro que Francisco
Pizarro nunca imaginó tal confluencia de colores. Nunca, siquiera
sospechó, los 34 801,59 Kilómetros cuadrados que abarca, hoy en día, la
ciudad que el mismo denominó Ciudad de Reyes, y que, con el pasar de los
años, modificó no solo su fisonomía, sino que hasta su nombre. Lima
proviene del idioma aymara, (lima-limaq, flor amarilla) o del quechua
(rimaq, hablador) por su río, el Rímac.
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